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Tensei Shoujo wa mazu Ippo kara Hajimetai Capítulo 45

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Capítulo 45: Sí, es grande, ¡Pero es solo un pez!

 

—Mize.

—Lo sé.

Vince y Mize asintieron el uno al otro.

¿Hm?

Sara ladeó la cabeza.

—Sara, vayamos a la parte de atrás.

Cuando Vince quería evaluar a muchos monstruos, o hacía un trato secreto, siempre usaba la trastienda, la habitación del Maestro del Gremio.

—Espera, ¿Quieres tasarlos? ¿Por qué? Podemos comerlos ahora, ¿Verdad?

—No es solo un pez normal. ¡Es una Trucha Dorada!

—El pescado es pescado. ¿Qué tienen de diferente?

—Vince también evaluará mis cosas después de las tuyas, así que vamos.

—Si Nelly lo dice…

Sara siguió de mala gana a Vince y Nelly a la habitación del Maestro del Gremio.

—Maestro del Gremio.

Vince abrió la puerta sin dudarlo.

—Oi, oi. Estoy trabajando, ¿Sabes?

No. Solo se estaba relajando en su asiento.

Cuando Sara entró en la habitación, el Maestro del Gremio abrió mucho los ojos y la saludó.

—¡Hola, Sara! Nefeltally también, ¿Qué pasa?

Después de saludarlas, miró impresionado.

—Sara, realmente caminaste desde la Montaña Demoníaca, ¿Eh?

Aunque Sara iba con Nelly, era imposible ir a Roza si no podía protegerse de los monstruos en el camino.

—Voy a evaluar la presa de Sara aquí.

—¡Espera, espera! No tienes que hacerlo aquí, ¿Verdad?

—Es un monstruo pez, por lo que estará sucio y apestoso. No puedo hacerlo en otro lugar.

—¿Entonces crees que puedes evaluar monstruos apestosos en mi habitación, eh?

—Sara, sácalo.

—¡Oye, no me ignores!

Sara sacó a regañadientes la Trucha Dorada de su bolsa de almacenamiento al suelo.

El pez era muy grande. Medía aproximadamente un metro y medio.

Para Sara y Nelly, un pez podía durar días.

—¿¡Vamos, Trucha Dorada!?

El Maestro del Gremio medio levantó las caderas de su asiento.

—Hay bastantes de ellos en el río en la Montaña Demoníaca.

—Ya veo… ¿Entonces quieres vendérnoslo?

—No.

Sara negó con la cabeza.

—Esta es mi gratitud para todos en el gremio por cuidarme. Cogí varios de ellos.

—¡Espera, espera, espera! ¿¡No es solo uno!?

—Tengo cinco de ellos.

Vince abrió mucho los ojos y la boca y miró al techo.

—Los peces raros, las Truchas Doradas que son difíciles de encontrar incluso en la capital real… Hay cinco de ellos aquí… ¡A… Ajajajaja ー! ¡Cinco peces raros! ¡Gaajajaja!

Todos en la habitación miraron a Vince en silencio con ojos disgustados.

Después de actuar como un loco, de repente miró a Sara con expresión seria.

—Sara, uno es más que suficiente para todos aquí. Entonces, ¿Te gustaría vender los cuatro restantes al gremio?

—¿Eh? Aunque dudo que uno sea suficiente…

Sara quería que todos quedarán con el estómago lleno.

—Uno es suficiente para 20 personas, ¿Sabes? Entonces será suficiente para todos en la cocina y la recepción, y también para Allen.

Vince también contó con Allen.

Pero en realidad, Sara ya hizo unas loncheras con Trucha Dorada frita especiales para Allen.

—Si vendes los cuatro restantes, dos de ellos serán entregados a la capital real, y para los otros dos… creo que habrá hombres ricos en esta ciudad que quieran comprarlos. Uno es 500,000 Gils, por lo que cuatro serán 2,000,000 Gils. ¿Cómo es eso?

—Umm… Pero…

Sara puso cara de preocupación y miró a Nelly.

—Comparado con un wyvern, su precio no es tan alto, ¿Verdad? Puedes venderlos si quieres.

—¡Ah, tienes razón!

Sin embargo, no es bueno comparar todo con 'un wyvern'.

Pero Sara se convenció fácilmente.

—Bien entonces. Yo los vendo.

—¿En serio? ¡Gracias!

—Es un ingrediente raro, así que si solo el personal del gremio lo comiera, podría haber personas ruidosas, diciendo que estamos abusando de nuestra autoridad…

—Ya veo…

Después de escuchar la voz levemente débil del Maestro del Gremio, Sara dejó caer los tres restantes al suelo de su bolsa de almacenamiento.

—Bueno, entonces me voy a la cocina.

Sara asintió con la cabeza a Nelly y salió de la habitación.

 

Después de entregarle la Trucha Dorada a Mize, Sara ayudó en la cocina a pelar papas como de costumbre.

No era que estuviera trabajando, solo quería hacerlo.

—¿Sabes? Pensé que eras pobre porque no podías registrarte en el gremio en ese momento.

Al ver a Sara pelando papas, dos camareras le hablaron.

—Ah, simplemente no tenía dinero en ese momento. Después de todo, no hay tienda en la Montaña Demoníaca, así que no pude vender cosas.

—Ya veo. De hecho, no hay tienda en un lugar lleno de monstruos.

—¡Pero apuesto a que el paisaje es agradable allí! ¿Verdad?

—Bueno, sí… un poco…

Sin embargo, dondequiera que mires, hay lobos y wyvers.

—Por cierto, ¿Saben cómo está Allen?

Ya era por la tarde, así que ya era hora de que los cazadores regresaran de la mazmorra.

—Ah, Allen…

—Allen, ¿Eh…?

Apartaron la mirada por alguna razón.

—Hablando de él, Maestro del Gremio dijo una vez que se haría cargo de él, ¿Verdad?

—Sí, yo también lo escuché. Tal vez quiera cuidar de él porque el Maestro del Gremio también es un luchador de fuerza física y tiene personalidades similares a Allen.

¿Eh?

Sara sintió que escuchó algo que no podía ignorar.

¿Tienen personalidades similares? De ninguna manera.

Al menos Allen no es tonto.

—Por cierto, ¿Sabes? Allen se está volviendo más fuerte estas últimas tres semanas porque el Maestro del Gremio siempre lo entrena todos los días.

—¿En serio? Pero, ¿El Maestro del Gremio está en su habitación ahora mismo?

—Aah, eso es…

Una vez más, por alguna razón, todos voltearon la cara.

—Umm. ¿Cómo debería decirlo… Allen se ha unido a un grupo, o debería decir… lo hicieron para unirse a un grupo…?

—¿Un grupo?

Aunque Allen todavía era un niño, tenía un gran poder mágico, por lo que había muchas personas que querían formar un grupo con él.

Pero Sara recordó que no había ningún niño de su edad en Roza.

—¿Se está uniendo a un amable grupo de cazadores mayores?

—Umm… no es el caso, pero…

La camarera miró a la distancia.

En ese momento, alguien llamó a Sara en voz alta desde la entrada de la cocina.

—¡Sara!

—¡Allen! ¡Ha pasado mucho tiempo!

Allen llegó a la cocina y se acercó a Sara con una gran sonrisa.

—Mize.

—Te puedes ir. Y gracias por el recuerdo, por cierto.

—¡Un!

Sara salió de la cocina con Allen.

Tenía mucho de qué hablar con él.

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