Capítulo 22 - Dokuzetsu Kuudere Bishoujo
Capítulo 22: Llendo a la Casa de la Chica que me Gusta
Ciertamente fue un rayo de la nada. (Ciertamente fue una sorpresa.)
No solo Naoya, sino también Koyuki, lo miró distraídamente con asombro.
Frente a ellos, Sakuya, sin ninguna preocupación en el mundo, continuó con su habitual cara de póquer y su voz monótona.
—A pesar de mi apariencia, en realidad soy bastante buena haciendo dulces, ¿Sabes? Entonces, si alguna vez vienes a visitar nuestra casa, te invito. Después de eso, eres libre de coquetear con mi onee-chan como quieras.
—Uh, bueno… es una oferta tentadora, pero…
Naoya solo pudo retroceder. La oferta puede parecer tan atractiva que uno se sentiría obligado a aceptarla de inmediato; Sin embargo, existe un gran problema que lo acompaña.
—¿Qué hay de ti, Shirogane-san…?
—¿¡Eh…!?
—¿Está bien si voy a tu casa…?
Ir a la casa de la chica que te gusta… Hombre, esto ciertamente se siente como una especie de evento que no importa cuántos corazones tengas, todavía no será suficiente.
En ese caso, Koyuki también debe sentirse feliz con este evento, ¿No?
Y como era de esperar, la cara de Koyuki se puso roja. Ella miraba tímidamente hacia abajo y luego hizo una pregunta en un murmullo.
—¿T-tú… no harás nada p-pervertido…?
—No lo haré.
—Hm…
Ante la respuesta inmediata de Naoya, Koyuki francamente le dio unas palmaditas en el pecho de alivio.
La última vez que ambos estuvieron solos juntos, se volvieron extrañamente sobreconscientes el uno con el otro. Con eso en mente, Naoya se volvió hacia ella de nuevo y dijo grandiosamente como tal:
—Soy el tipo de chico que le dice a la chica que me gusta cuánto me atrae abiertamente y sin reservas, pero también soy del tipo que prefiere hacer las cosas a nuestro propio ritmo.
—¿E-en serio…?
—Si. Te prometo que no haré cosas que te hagan odiarme.
Pero, por supuesto, como un joven sano de secundaria, también tenía un deseo natural de hacer todo tipo de cosas con la chica que le gusta. Sin embargo, no es el tipo de hombre que haría un movimiento con ella sin antes verificar si ella da su consentimiento. Le gusta, por eso debe atesorarla, naturalmente.
Sakuya, por otro lado, dijo “¿Eh…?” e hizo un puchero de insatisfacción.
—¿Por qué no eres más agresivo con esas cosas en lugar de actuar como una especie de caballero? Dar aires no te servirá de nada tan tarde en el juego.
—¿Qué tipo de reacción es esa? ¿No fuiste tú quien le dijo a Shirogane-san algo como '¡Nunca te debés estar sola con un hombre!', Sakuya-chan?
—Por supuesto, dije eso.
Sakuya, con una expresión en blanco plasmada en su rostro, respondió, asintiendo con la cabeza en señal de acuerdo.
—Sin embargo, no te estaba diciendo que hicieras eso cuando están solos los dos juntos, en cambio, hazlo cuando yo esté presente. Después de todo, quiero quemar la imagen de mi avergonzada onee-chan en mi mente.
—¿¡Qué…!? ¿¡Eso es lo que quisiste decir!? Ciertamente nunca me involucraré en una obra de tan alto nivel, ¿Me oyes?
—De ninguna manera… solo quería presenciar el lado pervertido de mi pareja favorita…
Sakuya dijo esos pensamientos malvados de una manera abatida y tierna.
Por otro lado, Koyuki estaba repitiendo las palabras “¿Oshi kapu no sukebe…?” mientras inclina ligeramente la cabeza. Ella no pareció entender lo que significaban las palabras, así que Naoya se sintió aliviada.
Después de un rato, Koyuki tosió de repente, se aclaró la garganta y volvió al tema en cuestión.
—Uhmm… si realmente mantienes esa promesa tuya, entonces puedes venir como quieras…
—A-ah, g-gracias…
Cuando se le concedió el permiso a Naoya, tímida y rígidamente inclinó la cabeza.
Y así es como la primera misión importante de Naoya en su vida; poder ir a la casa de la chica que le gusta, había ocurrido.
La casa de Shirogane-san, eh… Esto realmente me pone nervioso… Me pregunto si me dejará entrar a su habitación…
Tenía mucha curiosidad por saber si había algún animal de peluche lindo desparramado por todas partes o si su habitación olía bien. Y como todavía no había experimentado ese tipo de situación antes, estaba tan nervioso que su corazón estaba a punto de saltar fuera de su pecho.
—Entonces, ¿Qué tal el sábado? Onee-chan, ayúdame a hacer los dulces, ¿De acuerdo?
—Supongo que no tengo elección. También tengo que decirle a Mamá sobre esto. Ah…
Ambas hermanas estaban discutiendo entre ellas sobre qué hacer, sin embargo, Koyuki de repente se quedó en silencio.
Y luego, con una expresión amarga que de repente se formó en su rostro, dijo:
—Papá… podría estar en casa este fin de semana…
—Ah…
—¿Papá..?